Un Kiwi para Reflexionar

Míralos... hay un montón en la cesta... Parece mentira que sean de Nueva Zelanda... ¡Con qué rapidez llegan hasta el supermercado! La gente llega, los mete en la bolsa, los pesa y se los lleva, ale, con esa facilidad increíble. ¿Y no se pudren en el largo viaje? ¿De cuantas horas debe ser? ¿diez? ¿ocho? No parece cercana Nueva Zelanda, como para que traer y llevar kiwis sea tan fácil como parece, o sí, porque de hecho aquí están, por lo tanto es que el viaje se hace de alguna manera y en efecto llegan a buen puerto los mencionados kiwis.

Me gustan las bandejas de seis kiwis. Ahí metiditos están... es más fácil llevarse la bandeja que meterlos de uno en uno en la bolsa de plástico, buscar el código para pesarlos y ponerles la etiqueta con el precio. Coges la bandeja, te la llevas y listo.

Un día me llevé una grata sorpresa: ¡Había un Zespri en la bandeja! Una nueva modalidad de kiwi... infiltrado... ¿Estará rico? ¡Qué alegría de novedad! Y qué listos los del súper para colar una fruta a ver si te gusta... Pues sí me gustó, estaba rico, también. Encima venía de regalo, pues es de bien nacido ser agradecido, ahí que me fui con el Zespri hacia casa, y coló el tema porque en los siguientes días compré más... Descubrí, además, que con un Petit Suisse por encima estaban buenísimos y me dediqué unos días a ponerles por encima para tomarlos...

... Es una cosa buena tomarse un kiwi con ?Petit Suisse?, por la tarde. Igualmente lo es por la mañana en ayunas o después de comer. Su aporte en vitaminas C es superior, según dicen, al de las naranjas, que tradicionalmente siempre han sido consideradas como frutas con aporte de vitamina C. No me extraña que haya tantos medicamentos que tienen sabor a naranjas, como aquel Redoxon que tomábamos en la infancia, que era efervescente y se tomaba con agua. ¿Debe haber alguna diferencia entre aquello y un kiwi? A menudo me tomo el Kiwi como si fuera Redoxon, es decir, pensando en las vitaminas que me aporta. Me pregunto si debe tener más o menos que el fármaco. Algún día igual lo averiguaré preguntando a algún experto... Mientras tanto me tomo la fruta neozelandesa con mucho gusto. Y a veces investigo sobre ella y descubro que debe su nombre a un pájaro, al parecer típico de su lugar de origen, un pájaro llamado Kiwi...

En fin, qué suerte tenemos de tener frutas tan buenas al alcance... Qué bella es la vida cuando las pequeñas cosas nos hacen felices y el hecho de ir a un supermercado a comprar Un Kiwi, ya nos hace felices. Las pequeñas cosas son importantes, tan pequeñas como la fruta y como los objetivos simples... Hay cosas mucho más complicadas, como el funcionamiento del supermercado, en el que no entramos en la reflexión presente... Como el mundo, que últimamente puede parecer tan hostil. Mientras me tomo un kiwi y observo el orden que lleva en la bandeja, pienso, alguna vez, en el orden y el caos. Es curioso el orden que hay detrás de tantas cosas, como la siembra y recolección de la fruta y su distribución, su empaquetado...

... También hay orden en las colas del supermercado para ir a pagar... Al salir con la bandeja, a pesar de que hay tráfico en la calle, hay un orden, y los coches circulan y llegan a sus puestos, como la fruta a la nevera...
Menos mal, pienso. Orden, armonía y naturaleza, que respetamos, después de todo...

... Pues hoy voy a probar a comerme un kiwi como si fuera chirimoya, ala... Es la única fruta que parto en dos y me como con cuchara... Está bueno así tomado, pero parece que haya menos cantidad que al pelarlo y cortarlo en rodajas. ¡Vitaminas! ¡Qué ricas!



Recibid un cordial saludo,
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