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El Vino en las Sagradas Escrituras (I)


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Miguel Guzman Peredo



El adjetivo sagrado, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, hace referencia a la divinidad, a su culto o lo relativo a ellos. Seguramente ese vocablo procede del verbo sacrare, en lengua latina, cuyo significado es consagrar. Otra palabra semejante es sacrum, que alude a lo que es objeto de culto.

De acuerdo a la premisa anterior (in stricto sensu), los libros que recogen los relatos de las diferentes mitologías deben ser considerados dentro de esa categoría, ya que hacen alusión a las divinidades, en el caso particular de este ensayo a las del vino. En esas sagas legendarias se atribuye a las deidades tutelares de cada una de esas pretéritas civilizaciones la invención del vino. Los pueblos helénicos imaginaban que Dionisios era el dios del vino. Para los vedas era Brama el creador de esa deleitable ambrosía. Los caldeos tenían en Xiutros a la misma deidad. Los egipcios, por su parte, honraban a Osiris como el numen tutelar que había otorgado a su pueblo el inapreciable don del vino. Baco era el nombre que esa divinidad recibió entre los romanos, y Flufans lo era entre los etruscos.. No resulta, pues, nada extraño que en los libros sagrados de los pueblos de la antigüedad sea mencionado el vino como uno de los dones mas significativo que el género humano recibió de los dioses ---quienes, en su augusta benevolencia, entregaron a los hombres tan preciado obsequio---, y que en esas obras literarias sean descritos, con lujo de pormenores, los cánticos y preces dirigidas a sus respectivas divinidades.

De igual manera, los códices prehispánicos tienen el carácter, a mi juicio, de ?sagradas escrituras?, ya que en esos manuscritos se hace referencia a las divinidades de los diversos grupos étnicos que habitaron el área hoy en día denominada Mesoamérica. La bebida ancestral de varios de esos pueblos fue el pulque, llamada en lengua náhuatl iztac octli, cuya traducción literal es ?bebida blanca?. La deidad del pulque fue Ome Tochtli (?dos-conejo?), también llamada Centzontotochtli (?cuatrocientos conejos?).

El termino Biblia procede del griego y significa ?los libros?. Se trata del conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo, escritos primero en hebreo y arameo, y luego en griego, a lo largo de mil años, del 900 A.C. al 100 D.C.

En el hermoso libro El cáliz de letras: Historia del vino en la literatura, escrito por Miguel Ángel Muro Munilla (editado por la Fundación Dinastía Vivanco, que forma parte de la bodega vitivinícola española Dinastía Vivanco) queda asentado que ?La Biblia es, sin duda, el texto literario en el que el vino tiene mayor implantación, mayor importancia y ofrece más facetas de lo humano?. El autor agrega: ?Es el libro fundamental del judaísmo, el cristianismo y, en parte, del islamismo?.

En el primero de los libros del Antiguo Testamento (llamado por los judíos Tanaj), el Génesis viene el relato de la aventura náutica (no sabemos con precisión si fue lacustre o marítima) de Noé, a quien Jehová le ordenó construir un barco en forma de casa: el Arca, donde él y su familia, además de una pareja cada animal, habrían de refugiarse durante el Diluvio Universal. Las dimensiones de ese extraño navío debían ser, según las precisas instrucciones de Jehová, ciento treinta y cinco metros de largo (eslora), veintidós de ancho (manga), y trece de alto. Como punto de comparación diré que el ?Titanic? medía 270 metros de largo por 28 de ancho.

El escritor argentino Víctor Ego Ducrot es el autor de un interesante artículo que lleva por título Algunas notas sobre el vino en el Corán, el Talmud y la Biblia, donde consigna que Noé es la versión bíblica de otros héroes diluviales, como Xixutros, de Caldea; Hasisadra, de Sumeria; Utnapistim, de Babilonia y Decaulion, de Grecia.

La Biblia menciona que el Diluvio tuvo una duración de cuarenta días y cuarenta noches, y que la inundación se mantuvo por cincuenta días, y luego comenzó a menguar. Y una vez que Noé abandonó el Arca, donde había bogado (Bernard Pivot, autor del libro Dictionaire Amoreux du Vin así lo refiere) durante un año, un mes y diecisiete días, tomó los aperos de agricultor y sembró viñas. Luego cosechó uvas, elaboró vino y bebió demasiado y se embriagó, quedándose dormido, desnudo, en su tienda. Así de escueta es la Biblia al narrar ese episodio de la primera borrachera que registran las Sagradas Escrituras. Es un poco más explicita al relatar que Cam les comentó a sus hermanos Sem y Jafet que Noé estaba ebrio por el vino ingerido. Ellos fueron a ver a su padre y lo cubrieron pudorosamente con un manto, y cuando éste despertó, y se enteró que Cam no lo había cubierto (para evitar el impúdico espectáculo que daba dando ---¿a quiénes, porque se supone que estaba en su tienda, alejado de los ojos de los demás mortales que viviesen por allí?---) lo maldijo con altisonante voz, condenándolo a ser siervo de los siervos de sus hermanos.

Otra borrachera, a todas luces inmoral, es la del justo varón (en la Biblia al referirse a Lot se asienta que era un varón ?justo?) llamado Lot. Los ángeles enviados por Jehová a la ciudad de Sodoma le indican a Lot que debe salir, de inmediato, de esa población donde proliferaban los sodomitas, ya que del cielo caería lluvia de fuego. Lot acata la orden divina y sale acompañado de su esposa y de sus dos hijas. Los mensajeros (este es el significado de la palabra ángel, en lengua griega) les habían dicho que no volviesen la cabeza para contemplar la ígnea destrucción de esa urbe, pero la mujer de Lot se volvió a mirar, movida por la curiosidad, y quedó convertida en estatua de sal. Los tres sobrevivientes, Lot y sus hijas, llegaron a lugar seguro, y en una caverna moraban, aislados de cualquier otro grupo humano. La hermana mayor díjole a la menor: ?Nuestro padre es ya viejo, y aquí no hay hombres que entren en nosotras, como en todas partes se acostumbra. Vamos a embriagar a nuestro padre y a acostarnos con él, para ver si tenemos descendencia?.

En un delicioso libro titulado La Biblia contada a los mayores, de Fernando Díaz-Plaja, queda descrito ese hecho de la siguiente manera: ?.Así lo acordaron y, según sigue la Biblia (Génesis 19), se acostó con su padre la mayor ?sin que él la sintiera al acostarse ni al levantarse?. En vista de lo cual a la noche siguiente repitieron la operación, con vino incluido, y se deslizó en su cama la menor, sin que la sintiera él en toda la noche. Lo cual demuestra que el buen varón Lot, el único puro de Sodoma, tenía el sueño más bien pesado?. Cabe agregar que ambas hermanas quedaron embarazadas de su propio padre, y tuvieron sendos hijos.

En el Eclesiástico, uno de los libros del Antiguo Testamento, consagrado a predicar virtuosas enseñanzas y honestos preceptos preñados de gran sabiduría, queda recogida una nutrida serie de recomendaciones en torno al vino. Aquí transcribiré únicamente dos: La primera afirma que ?El vino fortalece si es bebido con moderación, pues ¿qué vida es la de los hombres que del todo carecen del vino??. En tanto que la segunda preconiza que ?Alegría del corazón y bienestar del alma es el vino bebido a tiempo y con sobriedad?.

De todos los Libros de la Biblia (Salmos, Samuel, Ester, Daniel, Macabeos, Ezequiel, Proverbios, etc) únicamente el de Jonás carece de referencias a la vid o al vino. Los especialistas en la Biblia señalan que hay más de cuatrocientas menciones al vino en esta obra, de las cuales la inmensa mayoría están en el Antiguo Testamento.

Salomón fue el tercero y último rey de todo Israel, incluido el reino de Judá. Era hijo de David y de Betsabé, y según la Biblia fue el hombre más sabio que ha existido en las faz de la Tierra. En esta obra se menciona que ?tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas, y sus mujeres le desviaron el corazón?. A este hombre, sabio cual ninguno, según refiere esa libro sagrada ---a quien Jehova le permitió dar rienda suelta a sus desmedidos apetitos sexuales--- , se atribuye el Libro denominado Cantar de los Cantares (también llamado ?Canción de Canciones? o ?Canticum Canticorum?), en el cual se exaltan los amores de una pareja, Salomón y la Sulamita, con encendidas palabras que los exegetas afirman son alegóricas y hacen referencia a la Iglesia, y que solamente los inicuos mal pensados traducen literalmente como un cántico de amor sexual.

Para muestra basta un botón de las ardientes frases que ambos esposos se prodigan:

¡Oh si él me besara con ósculos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Llévame en pos de ti, correremos. Metióme el rey en sus cámaras: Nos gozaremos y alegraremos en ti; Acordarémonos de tus amores más que del vino: Los rectos te aman.
He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; He aquí que eres bella: tus ojos de paloma.
He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y suave: Nuestro lecho también florido.
Las vigas de nuestra casa son de cedro, Y de ciprés los artesonados.
Llevóme á la cámara del vino, Y su bandera sobre mí fue amor.
Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos de gama, Que son apacentados entre azucenas.
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!
¡Cuán hermosos son tus pies en los calzados, oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro.
Tu ombligo, como una taza redonda, Que no le falta bebida. Tu vientre, como montón de trigo, Cercado de lirios.
Tus dos pechos, como dos cabritos Mellizos de gama.
¡Qué hermosa eres, y cuán suave, Oh amor deleitoso!
Y tu estatura es semejante á la palma, Y tus pechos á los racimos!
Yo dije: Subiré á la palma, Asiré sus ramos: Y tus pechos serán ahora como racimos de vid, Y el olor de tu boca como de manzanas;
Y tu paladar como el buen vino, Que se entra á mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos.

En otra versión del Cantar de los Cantares (que a mí me agrada sobremanera, por su encendido erotismo y bellas imágenes poéticas) figuran estos versos:

Un olor de manzanas parecía el huelgo de tu boca, tan graciosa.
Y como suave vino bien olía tu lindo paladar, oh esposa mía.
Cual vino que al amado bien sabía.
Y a las derechas era dulce cosa
Que dispuestos los labios ya caídos
gobierna la lengua y los sentidos.

(Huelgo significa resuello, respiración, aliento)

Fray Luis de León (1527-1591), monje agustino y catedrático en la Universidad de Salamanca, tradujo el Cantar de los Cantares del griego al castellano. Por ello, y porque el Tribunal de la Inquisición de Valladolis lo consideraba herético propagador de peligrosas interpretaciones bíblicas, fue encarcelado durante cinco años, de 1572 a 1576. Al día siguiente de haber sido puesto en libertad volvió a su cátedra en la Universidad salmantina, y fue entonces cuando pronunció las palabras ?Decíamos ayer?.

www.enologicomexicano.com
guzmanperedo@hotmail.com



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