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Catando Copas



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Andreu Parra
que descanse en paz nuestro colaborador y amigo


Las copas se catan, como los vinos
Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a una cata de copas en el Restaurante Via Veneto. Parece una tontería, pero cada día más los expertos discuten si las copas prestan gustos a los vinos. Y lo cierto es que sí, que los vinos y cavas cuando confluyen en nuestra boca, de la copa, modifican los sentidos de los mismos y hacen apreciar determinadas cualidades. Por un lado está la tactilidad del cristal en los labios y en la lengua y de su finura dependen los sentidos y por otra parte los aromas modifican su comportamiento en función de la capacidad, el volumen y el espacio de aire que contienen las copas.


Todo cambia con diferentes copas.
Riedel es el fabricante más de moda en el mundo, por la precisión de sus copas, y para demostrarlo organizó una divertida cata; se trataba de probar varios cavas, en cinco copas diferentes. Los asistentes dábamos nuestro especial veredicto en función de los gustos alcanzados en las fases de apreciar olores y asi mismo en la de degustar los diferentes cavas y la sorpresa fue total, los aromas y los gustos varían mucho en función del recipiente usado. Para un cava, el Brut Barroco de Freixenet, fue más apreciada una copa de tipo catavinos, pero más abierta, en cambio para un Brut Nature, de la misma firma, lo apropiado fue una copa de cava, de cristal muy fino y con una especial barriga en los lados; algunos prefirieron una copa de esas esbeltas, de larga proyección y casi todos despreciaron una copa de nuevo diseño y que parecía un tubo.


Copas para vinos españoles
El gerente de la firma, Georg Riedel, presentó dos copas realizadas para el mercado español: una se llama Tempranillo y con destino a catar los vinos producidos con esta vid: Riojas, Ribera de Duero ( tinta fina) y también manchegos, navarros y catalanes (ull de llebre) y una de mayor capacidad que la han titulado Tinto Reserva con el fin de degustar vinos con más años de reserva encima y que precisen de una copa más ancha que permita oxigenar el caldo con mayor prontitud, alcanzar su mejor aspecto, extraer todos los efluvios de su gran riqueza aromática y encontrarnos en la garganta con el preciado líquido en perfectas condiciones. Ambas son de la serie Vinum y en un análisis comparativo usando otras copas, también de calidad, la diferencia fue ostentosa y el vino mejoró en sus comportamientos.
Los cristaleros de Riedel andan ahora tras una copa que ayude a mejor catar los vinos del Priorato, o sea que dentro de muy poco tendremos copa «ad hoc» para tan laborioso empeño y es que como dijo el el Sr. Riedel «los vinos Priorato son actualmente una de las estrellas del panorama mundial». Pronto tendremos una nueva copa específica para dicho vino.


La Academia hizo de introductora de copas.
Riedel es una de las empresas más importantes del mundo en la producción de copas con más de 5,5 millones de las mismas que se distribuyen en todo el mundo; en España cuenta con más de 50 tiendas de vinos que venden sus productos, además de las tiendas .
El acto fue impulsado por la Academia Española de Gastronomía y su presidente Rafael Ansón.
Por cierto, pudimos apreciar una copa de reciente creación denominada 2000 ­ venga con el mismo y gratuito número ­ de pies esbeltos pero con una pinta horrible, de esas de poner en la vitrina y olvidarla para beber. Una copa para los horteras del 2000,... y habrán muchos.


Los once vinos y los toros
Se celebró una de las Cenas de los 11 Vinos, que ya vienen siendo tradicionales en Barcelona y donde se mezclan platos y vinos en busca de sus perfectos maridajes. Pero en esta ocasión toda la cena se vistió de luto y de alegría torera. Se recordó, con entusiasmo, a Mariano de la Cruz que fue el Presidente de la Academia Catalana de Gastronomía y que en la última cena nos deleitó con su prosa ocurrente, y graciosa, a pesar de que estaba a las puertas de irse con sus conocimientos taurinos, y del comer, a otro cielo.


Mariano de la Cruz, de nombre torero
Mariano fue hasta el último día un empedernido fumador y nos deleitó con sus comentarios taurinos en La Vanguardia, cosa que lo unía con Néstor Luján que también fue un sabedor de toros y de comidas. Pero a éste saber le unió el de las comidas y las bebidas, además de trabajar como psiquiatra, en definitiva toda una personalidad compleja y divertida.
La cena que discurrió en Via Veneto tuvo ese punto de improvisado homenaje que le rindieron todos cuanto presentaron los vinos y Alfred Reixach, Rodri Mestres, Josep Maria Matas, González Ledesma, Gonzalo Sol y otros unieron el vino, el plato y algo de ese calor humano de Mariano de la Cruz.
Cada uno de los asistentes contaba su aventura con el vino, como lo había entendido y su corto o largo conocimiento con Mariano de la Cruz, Rodri se disparó con una larga perorata hablando de su amigo que fue el prólogo a tan simpático acto; así el vino y la memoria se unieron cariñosa mente


Los once vinos
Encontramos novedades interesantes que recomendamos probar, como el estimulante cava Monarc de Mascaró que sirvió de aperitivo. Montserrat Mascaró estaba como una madre con su nuevo vino recién parido y es que destella. Un vino de precio módico de la D.O. Alicante y vinificado de morvedre, Terreta Rosé, se unió a una lasaña de pasta fresca y y el carpaccio de lubina se casó con el Pazo de Señoras. Un nuevo vino, Clos Antonia, elaborado con la vid viognier de Naveran, levantó los más encontrados comentarios y fue emparejado con una crema de «calçots» al perfume de romero; sorprendió el Viña Jara que se produce en Badajoz de la mano de un enólogo catalán y que se maridó con unos deliciosos guisantes de Llavaneras rehogados; los huevos escalfados con espárragos se sirvieron con el fino Azpilicueta de la añada del 94 que es un riojano espléndido, lo mismo que el Faustino I del año 1989 que se maridó con una pierna de cabrito dorada al horno y que fue un acierto. Los Gramona siguen con su vino de hielo que elaboran de manera artesanal, que está casi agotado, y que acompaño a un hígado de pato fresco. Tambien fue ocasión de novedades y se probó el nuevo René Barbier 1996 que ha elaborado Michel Rolland con resultados sorprendentes de la mano de unas alitas de pollo muy apetitosas y el inestimable Noé de González Byass imprescindible para comerse el pastel caliente de manzana. Se acabó brindando con un brandy de Luis Caballero, Milenario.
Un «va por ti Mariano», fue la frase que cerró el merecido homenaje.



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