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Afrodisíacos, O la Ilusión Del Eterno Placer ( I )



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Ostra, molusco considerado afrodisíaco

En honor a mi difunto tutor, el Dr. Manuel Martínez Llopis, la siguiente frase ha sido sacada de la introducción de su magnífico libro La Cocina Erótica, publicada por Ediciones Oria (La Val de Onsera): "Una de las más recónditas aspiraciones del hombre, que ha rebasado la cumbre de la madurez y comprueba con angustia cómo se amortigua insensiblemente su apetito venéreo, es hallar algún elemento, alguna técnica prodigiosa que posea la virtud de reavivar ese fuego que comienza a decrecer. Empujado por esta esperanza, desde tiempos muy remotos, el hombre ha multiplicado sus investigaciones para encontrar la relación que pudiera existir, entre los alimentos que ingiere y la potencia de su libido, relación cuya existencia ya sospechaba Platón cuando nos habla del nacimiento de Amor, que fue concebido por Penia, después de un banquete que celebraron los Dioses para festejar el nacimiento de Afrodita".

Desde la antigüedad plantas y alimentos, cuya forma natural se parece a los órganos sexuales, se han considerado afrodisíacos: los símbolos fálicos como el plátano, el pepino o los espárragos; los símbolos vaginales como las ostras o las almejas; los que recuerdan la mucosa genital como las fresas y manzanas rojas; los que recuerdan el cuerpo femenino como las peras y las guitarras y así mismo ciertas botellas de licor o perfumes.

Se llaman afrodisíacos en honor a Afrodita, diosa griega del amor y la belleza, y son aquellos alimentos, especies o esencias que se suponen estimulan o potencian la libido, el deseo sexual, aunque aparte de la Viagra o la Uprina, que no son ningún alimento sino fármacos, no está científicamente probado que los alimentos que se citan tengan realmente dichos efectos. Aunque también es cierto que tanto las enfermedades como los placeres, en cerca de un 80% tienen un origen psicosomático, aunque siendo objetivos no es probable que tantas culturas estuvieran equivocadas durante tanto tiempo. También se les conoce como "erógenos".

Existen tres tipos de sustancias: fármacos, hormonas u otras. En general producen desinhibición y pérdida de los frenos naturales. Tienen efecto afrodisíaco o estimulante del deseo sexual:



los fármacos que elevan la dopamina en el sistema nervioso central especialmente en el sexo femenino; la testosterona y hormonas derivadas y la hormona estimulante de los melanocitos en ambos sexos (esta hormona probablemente es la provocadora del estado de celo en los vertebrados).

Decía Dionisos, poeta latino, allá por el año "cero" de nuestra época y autor de El arte de amar, que las manzanas curaban el cansancio amoroso. Pero los primeros testimonios escritos sobre alimentos supuestamente afrodisíacos se encuentran en papiros del antiguo Egipto, de una antigüedad de más de 4.000 años. En el tiempo de los faraones, los hombres impotentes intentaban aliviar su pereza líbica poniéndose cataplasmas de ajo alrededor del pene, mientras que las mujeres se perfumaban sus partes con esencia de violetas y/o lilas.

También en la antigua Roma, se daban a la albahaca, las aceitunas, a las brevas y al ajo poderes afrodisíacos, y la "grappa" era considerada un regalo de dios. Fueron los romanos los creadores de la "luna de miel". Su invento consistía en que durante 28 días, un mes lunar, junto a la cama de los recién casados, siempre hubiera, una jarra de leche, huevos recién puestos y un tarro de miel fresca,... Es probable que aún exista dicha tradición en el interior de Calabria o Sicilia.

En la Edad Media, para conseguir una noche de placer, lo mejor que sabían era cenar cebollas,... (bueno mientras lo hicieran ambos, vale). Y, por su parte, en la Inglaterra rural mezclaban yemas de huevos con azúcar y algún tipo de aguardiente para ofrecer a los recién casados, costumbre que aún perdura en Estados Unidos aunque mezclando las yemas con cerveza.

Con efectos misteriosos trasmitidos de generación en generación, son en especial los mariscos, el borojó, el guaraná, el chontaduro, los nidos de golondrinas chinos, el semen de ciertos animales, los cuernos de rinoceronte, el picante de bachaco culón catara del Amazonas y el ginseng (raíz china) que contiene péptidos que podrían mejorar el bienestar general y la función eréctil. Existe un síndrome de "abuso del ginseng" en casos extremos, con hipertensión, nerviosismo, diarrea y riesgo del síndrome de Steven Johnson (se trata de un cuadro severo que afecta piel y mucosas, además de otros órganos internos, y que por lo tanto se manifiesta con lesiones en zonas genitales, bucales y cutáneas).

Se dice que las vitaminas B1, B2, B3, B5, B6, B12, C y A, son las vitaminas de la fertilidad y del erotismo, en especial la ?E?, y también los alimentos que contengan cinc, cobre, selenio, fósforo, hierro o litio, por ejemplo: las patatas, las cebollas o las zanahorias. Quién lo diría, pues la verdad es que no suena nada romántico decirle a su pareja, "... ven cariño, vamos a comernos unas patatas hervidas, con aceitunas y cebolletas".

A nivel hormonal, es sabido que el "deseo" es más débil, o al menos de estimulación más lenta, en la mujer que en el hombre. No es machismo, sino que resulta que la hormona femenina progesterona frena la libido, aunque las mujeres también cuentan con una cierta cantidad de testosterona, lo que hace que su "deseo" sufra altibajos, según sea la relación de ambos, mientras que la testosterona, hormona masculina de producción continua en el hombre, lo estimula. Recientes estudios de la Universidad Médica de Karolinska en Estocolmo han descubierto que la "oxitocina" (sustancia relacionada con el semen) al ser inyectada en ratones con dolores, ha hecho eliminarlos en contra de lo que les pasaba a los ratones de muestras sin inyectar, con lo cual concluyeron que la eyaculación al menos 5 veces por semana, además de quemar unas 700 calorías, es relajante, y agradable. También servía para evitar el agrandamiento de la próstata y sus consecuencias y que en las hembras reducía el riesgo de cáncer de mama, así como en ambos puede reducir el riesgo de infarto hasta en un 50%.

Algunas vitaminas tienen ciertos efectos sexuales, por ejemplo, la vitamina C ayuda a conseguir una erección más prolongada; la vitamina A fortalece las mucosas que lubrican los órganos genitales femeninos; de la vitamina B1, es su carencia la que dificulta las contracciones que se producen durante el orgasmo; la falta de vitamina B2, provoca que se resecan las mucosas genitales; la vitamina B6 ayuda a metabolizar el alcohol que en este campo tiene efectos depresores; el déficit de vitamina B12 provoca anemia y pérdida de apetito sexual, pudiendo llegar a la impotencia; y el déficit en vitamina E en la infancia y pubertad podría inhibir el desarrollo testicular.

Enrique VIII de Inglaterra, famoso por sus múltiples matrimonios, era muy aficionado a las ostras, aunque no sabemos que fue primero, si ?la ostra o la boda?, lo cierto es que en esa época, los mejores criaderos de ostras estaban junto a los monasterios costeros. A raíz de la ruptura del Rey con la Iglesia Católica, estos monasterios fueron desalojados y sus criaderos de ostras pasaron a manos privadas y se extendió su fama de potentes afrodisíacas y su consumo se extendió, ignoramos si fueron las ostras o la negativa de divorcio por parte de Roma, lo que provocó dicha ruptura.

Durante la Edad Media en los monasterios y conventos fueron prohibidas las alubias o judías blancas por supuesta incitación de la ?carne?..... y no a la de vaca loca precisamente, los más humildes no temían pecar, ya que apenas comían carne, también y por el mismo motivo fueron excomulgadas las frambuesas y las fresas, por supuesta complicidad de mancebía.

También se cuenta que uno de los platos favoritos del célebre Giacomo Casanova (Jaimito para los amigos) eran huevos escalfados con apio a la crema, rociado con unas gotas de limón y aceite de oliva y aromatizado con semillas de mostaza recién molida. También era muy conocida la gran afición que Jaimito tenía por los huevos, pues se decía que en una noche de "marcha", solía tomar hasta 10, con algo de leche, canela y raspadura de limón, incluso decía que "... las ostras deben ser succionadas de los labios de la mujer amada,... supongo que Madame Bovary muy posteriormente debía decir lo mismo,... de los hombres".

Fue muy conocida la gran afición del rey Fernando I el Católico por las criadillas de toro, por lo que se dice: "de lo que se come, se cría". Aunque dicen las malas lenguas que las odiaba y sólo las comía a falta de "viagra", murió a causa de una "pócima" que tomaba para intentar tener un hijo con su segunda y joven esposa, Germana de Foix, puesto que con su hija Juana ya presentía un mal futuro para su reinado.

El Marqués de Sade estuvo encarcelado varias veces y a punto de ser guillotinado en Francia por intentar inventar "pastillas Viagrinas", que proporcionaba a prostitutas y estudiar sus efectos, con los que casi pierde la "cabeza",... Se libró huyendo a Italia, donde también murió en la cárcel como consecuencia de sus aberrantes publicaciones, a principios del siglo XIX.



(Seguiremos hablando de alimentos afrodisíacos en la segunda entrega del artículo, este 10 de febrero de 2010)



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(Información extraída del Diccionario práctico de gastronomía y salud, Editorial Díaz de Santos ? Madrid, de Miguel Juan Jordá, donde puedes encontrar amplia bibliografía y otras fuentes de información.
Este Diccionario se puede encontrar o encargar en las mejores librerías de España y Latinoamérica)



Para contactar con el autor:
emejota13@gmail.com




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