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Rioja Y Ribera Del Duero Califican Como Excelentes sus Cosechas 2010



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José Luis Lejonagoitia

No creo, o creo muy poco, en las "calificaciones generalizadas" que cada año presentan los Consejos Reguladores de las distintas denominaciones, aunque de siempre la más seguida ha sido la que se refiere a la D.O.C. RIOJA, y épocas hubo en que, quienes se preciaban de buenos aficionados a los vinos riojanos, llevaban las tarjetas de añadas junto a la documentación personal.

 

Las calificaciones, como se hacen aquí, afectan a grandes volúmenes del mismo vino producido por una denominación, que a veces abarca municipios de varias provincias, y se engloban  las correspondientes subzonas, como si fueran un todo homogéneo, como si de agua de manantial embotellada se tratara.

 

Tanto Rioja como Ribera del Duero acaban de proclamar que sus respectivas añadas del 2010 han merecido la calificación de EXCELENTE, en controles hechos al vino joven, que ya está a la venta; pronosticando la bondad de los de crianza, que no veremos hasta dentro de 3 a 5 años. No obstante demos por buena la calificación.

 

Administrativamente el vino rioja se produce en 63.600 hectáreas de viñedo, repartido en tres provincias ribereñas del curso alto del Ebro: La Rioja (43.885 has.), Álava (12.934 has.) y Navarra (6.774 has.), con el apéndice anecdótico de una bodega en el término de Miranda de Ebro (Burgos).

 

Tal extensión se contiene en un espacio de 100 kilómetros que separan Haro de Alfaro, con 40 kilómetros de anchura máxima, y coronada la masa de viñedos sobre alturas máximas de unos 700 m. La influencia climática es distinta en cada subzona: Atlántica en Rioja Alta; predominio atlántico en Rioja Alavesa; y mediterránea en la Baja. Atendiendo a los suelos en Alta son arcillo calcáreos, arcillo ferrosos y de aluvión; en Alavesa predominan los arcillo calcáreos; y en Baja aluviales y arcillo ferrosos. Son tres zonas perfectamente marcadas por suelo y climatología, según recoge el propio reglamento del Consejo Regulador

 

No negaremos que el suelo que más caracteriza a Rioja, resulta muy adecuado para una viticultura de calidad, ya que tiene una estructura equilibrada (arenas, limos y arcillas), es ligeramente alcalino, pobre en materia orgánica y con moderada disponibilidad hídrica durante el verano. En su conjunto, la Denominación posee una diversidad de suelos (arcillo calcáreos, arcillo ferrosos y aluviales son los tres dominantes), así como de microclimas (orientación del viñedo, protección de los vientos, etc.), que otorgan a los vinos unas peculiaridades únicas y permiten, en función de las variedades y técnicas de cultivo aplicadas, elaborar un amplio abanico de vinos con personalidad diferenciada en el marco de una identidad común perfectamente reconocible.

 

Si examinamos las uvas, dentro del conjunto de las utilizadas, sobresale la Tempranillo con un 78% de presencia en el conjunto del Rioja, lo que la convierte, a efectos prácticos, en monovarietal, seguida muy de lejos por la garnacha con un 11%, y cantidades casi testimoniales para las tintas restantes de mazuelo, graciano y otras.

 

En blancas la más significativa es la Viura (7%) y cantidades mucho más modestas en la malvasía y en la garnacha blanca, además de una ínfima cantidad de otras.

 

Las grandes cifras se cierran con una comparación del crecimiento del viñedo adscrito a la Denominación de Origen: 1985: 38.817 ha. – 1990: 42.851 ha. – 2000: 52.015 ha. – 2005: 59.212 ha. – 2010: 63.600 h.

 

Puestos a comparar datos antiguos y modernos (1964-2010), me llama la atención que la calificación Media no se utiliza desde 1972; la Normal desde 1984; la Buena en 16 ocasiones; la MuyBuena en 13; y la Excelente en 8. En el período contemplado, la excelencia se dio en el 64 y en el 82 (18 años), y en los 28 años siguientes en 6 ocasiones, cubriendo el período de la “alta expresión” ¿recuerdan?

 

Un vistazo al exterior

No se trata de comparar ni de decir que esta o aquella práctica es la mejor, pero es útil conocer otras maneras que pueden servir para mejorar las nuestras. No iré muy lejos: solo a Burdeos. Nuestros vecinos disponen de una masa de viñedos que ocupan más de 123.000 ha., situadas a ambas orillas del río Garona, como principal vía fluvial y otros menores como el Dardogne, Isle, etc. Las dimensiones son 105 km. de norte a sur y 130 km. de este a oeste.

 

Las variedades tintas son: Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Malbec, con pequeñas cantidades de Petit Verdot y Carmenère; y las blancas Sémillon, Sauvignon Blanc y Muscadelle

 

Por las condiciones del suelo, Burdeos se divide en tres zonas que forman denominaciones independientes, y lejos de ser una zona vinícola de una sola denominación homogénea, cuenta con un entramado, no siempre fácil de entender, de 54 denominaciones de origen, algunas creadas en el inicio de aplicación, e incorporadas otras al paso del tiempo. No es lugar ni hay espacio para extenderse en ello, pero  conviene añadir que el 40% de la producción total se comercializa con denominaciones regionales: Bordeaux, Bordeaux Superieur y Bordeaux Crémant, adjudicadas aquellos vinos procedentes de zonas que carecen de denominaciones de superior rango.

 

Como ejemplo tomemos la zona del Médoc, situada en la orilla izquierda del Garona, con un marco de unos 80 km. de largo (Burdeos-Atlántico) y 10 km. de anchura. Posee 10 denominaciones, y en ellas se asientan muchos de los vinos que pertenecen a la Clasificación de 1855, además de los Crus Bourgeois y los Côtes de Premières, Blaye yBourg.

 

Volviendo a la D.O.C. Rioja, es sabido que no resulta fácil (léase posible), establecer diferencias por zonas, similar al que se aplica en Burdeos, pues las uvas “van y vienen” de un lado para otro, y lo común es que cada bodega compre uvas a varios viticultores, y se cuentan con los dedos de ambas manos las bodegas que funcionan estilo “château”, es decir, elaboran los vinos con uvas propias procedentes de un solo viñedo, como Remelluri, Contino, etc.

 

¿Qué pasaría en el caso de que los vinos se calificaran de acuerdo con el resultado efectivo de calidad, aplicando criterios rigurosamente enológicos? La primera es que los precios no podrían ser iguales, en perjuicio seguramente de Rioja Baja, las mezclas de uvas y vinos de “aquí y de allá”  habrían de desaparecer, en perjuicio del agricultor que no podría beneficiarse del actual sistema, y que, muy posiblemente aparecería el verdadero perfil del vino de Rioja, que mientras continúe con las “calificaciones generales”, ampara lo bueno, lo regular, y lo malo, que lo hay.

 

Luego vendría la cuestión de analizar los precios, según clasificaciones, pero como dice el chiste: “De las humedades hablaremos otro día…”

 

Otro día me ocupo de Ribera del Duero y hacemos conclusiones. Hasta entonces. 



  1 COMENTARIO




15/03/2016  |  15:20
yo estube en miramda de ebro y en la rioja y probe ese vino y me parecio estupendo unos de los mejores.
100% de 1

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