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Los Vinos de Chile



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Miguel Guzman Peredo

El vino mueve la primavera,

Crece como una planta la alegría.

Caen muros, peñascos,

Se cierran los abismos,

nace el canto.

 

PABLO NERUDA (1904-1973)

(Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto)

Introducción

 

Chile es un fascinante país del Cono Sur de América, que ostenta el título de “el más largo del mundo”, pues desde su parte septentrional hasta el extremo meridional se extiende por 4.329 kilómetros de longitud. Su anchura promedio es de 180 kilómetros, y la superficie territorial es de 756.102 kilómetros cuadrados (casi tres veces la del estado de Chihuahua, en México). La población asciende, de acuerdo al censo de 2016, a poco más de dieciocho millones y el número de habitantes de la capital, Santiago, es de siete millones. Esta ciudad fue fundada por el Pedro de Valdivia, en 1541, con el nombre de Santiago de Nueva Extremadura. Este conquistador español era originario de la Provincia de Extremadura, en España,  al igual que Hernán Cortés y Francisco Pizarro, conquistadores de México y de Perú, respectivamente.

 

El nombre Chile proviene de un vocablo de alguna lengua indígena, mapuche, quechua o araucana  --en ello no se han puesto de acuerdo los historiadores---, y se habla de que hace referencia, bien al nombre o bien al sonido de una avecilla que habitaba en esas regiones.

 

La vitivinicultura llegó a estas tierras en el siglo XVI. Unos opinan que  del virreinato de la Nueva España fue llevada la vid a Perú, y que de esta posesión hispana fue propagado ese cultivo a Chile, y posteriormente a Argentina. Otros aseguran que  directamente de España, o bien de Portugal,  los primeros colonizadores de Sudamérica llevaron consigo las primeras vides, ya que requerían del vino para la cotidiana celebración de la eucaristía. Los misioneros Francisco de Caravantes y Bartolomé de Terrazos son considerados  los primeros en sembrar la Vitis vinifera en tierras de Chile. Otros confieren ese mérito a Juan Jufre y a Diego García de Cáceres, quienes, presuntamente, plantaron las primeras viñas en el Valle Central, en 1554.

 

Desde comienzos del siglo XIX la vitivinicultura chilena mostró sorprendente pujanza, al incrementarse notoriamente la superficie sembrada de viñas. En aquellos años predominaba la variedad Criolla,   “que lo mismo que la especie chilena de procedencia paralela ---la País, en otros lugares llamada Misión---  ha sido la especie dominante en Sudamérica durante tres siglos”. Por estos años un viticultor francés, Claude Gay, estableció un vivero de cepas europeas, las cuales muy pronto fueron diseminadas por doquier. Esto permitió que, desde entonces,  el aislamiento del viñedo chileno no resultase afectado por las plagas que tan señaladamente afectaron  ---a mediados del siglo XIX---  los viñedos de Europa, con las plagas de Mildew y Filoxera.

 

Promediaba el siglo XIX cuando se registró una notoria expansión de la vitivinicultura en Chile, ya que los propietarios de las bodegas comenzaron a importar, de Francia, de Italia y de España, principalmente, las variedades de uvas consideradas “finas”, como la Cabernet Sauvignon, la Merlot, la Pïnot Noir y la Riesling, entre varias otras, y con ello la producción de vino inició señalado auge.  En aquellos años no era frecuente que en los viñedos de Burdeos, los de mayor renombre en Francia, se hiciese una plena identificación de las cepas, por lo que coexistían diversas variedades en una misma viña, como asienta Gérard Aubin, en su libro Bordeaux, vignoble millenaire.

 

Es casi seguro que cuando fueron llevadas diversas cepas a Chile llegaran vidueños de Carménere (también conocida con los nombres de Grand Vidure y Grand Carmenet) entre las plantas de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot, las más preciadas por los viticultores, ”algunos años antes de que aquella cepa desapareciera por completo de su Burdeos natal, debido al mencionado ataque de Filoxera”. La cepa Carménere, identificada como tal por el enólogo francés Jean Michel Boursiquot, ampelógrafo de la Universidad de Montpellier (durante el 6º Congreso Latinoamericano de Floricultores y Enólogos, celebrado en Chile, en 1994), se ha venido significando como una variedad emblemática de los viñedos chilenos.

 

En algún portal de internet leí que “El número de hectáreas sembradas con la variedad Carménere, en Chile, ha crecido de manera exponencial: En 1997 había 330 hectáreas. Para 2002 el total ascendía a 5.805, porque mucho de lo que antes se consideraba Merlot ha sido reclasificado como Carménere, según afirma el enólogo Philippe Pszczolkowski, catedrático de la Universidad Católica de Chile”.  Además, los ampelógrafos chilenos han exteriorizado que “se estima que dos tercios de las 12.768 hectáreas inscritas como Merlot corresponden a Carménère, lo cual llevaría a Carménère a más de 13.000 hectáreas, convirtiéndola en la tercera variedad en extensión en Chile, después de Cabernet Sauvignon y País”.

 

A mediados del siglo XIX, los dueños de las empresas vitivinícolas  no dudaron en dar sus apellidos a sus respectivos negocios, por considerar que la vitivinicultura es “la reina de las artes agrarias”. De esta manera surgieron entonces la Viña Ochagavia, la Viña Macul, la Viña Concha y Toro, la Viña Urmenta y la Viña Undurraga, entre muchas otras que, en la razón social, ostentan el apellido de los visionarios empresarios que iniciaron lo que, en unas cuantas décadas habría de representar la prosperidad de los viñedos de Chile.

 

Es conveniente señalar que tanto la producción como la exportación de vino en Chile se ha incrementado en forma por demás vertiginosa. Para 1999 la comercialización en el exterior, en setenta y tres países,  fue de casi doscientos treinta millones de litros. Dos años más tarde, en 2001, ascendió a casi trescientos once millones de litros. Actualmente la producción estimada de vino es de más de ochocientos millones de litros, y de esta cantidad es exportado el sesenta y tres por ciento, a ciento cinco países del orbe. Chile es el quinto país exportador, después de Francia, Italia, España y Australia. En cuanto a su producción, está ubicado en el décimo lugar, después de Francia, Italia, España, Estados Unidos de América, Argentina, Alemania, Australia, Sudáfrica y Portugal.

 

El viñedo chileno se encuentra ubicado entre los paralelos 27 y 38 grados  de Latitud Sur, en una extensión aproximada de 1.200 kilómetros del Norte hacia el Sur. El Valle más septentrional es el de Elqui, en tanto que el más meridional es el de Malleco.

 

En fecha reciente visité por segunda ocasión este hermoso país. El vuelo desde la ciudad de México hasta la capital de Chile fue de casi ocho horas, para cubrir la distancia de 6.611 kilómetros en línea recta, volando la mayor parte del tiempo sobre el Océano Pacífico. El gigantesco avión de la línea aérea LATAM, un Boeing 787 Dreamliner (en el cual tienen cabida doscientos cincuenta pasajeros), aterrizó en la capital de Chile al filo de las siete de la mañana del domingo 26 de noviembre de 2017. Allí me esperaba una persona de la empresa Brand About (la cual me había extendido la invitación para visitar una decena de viñas chilenas de ese pujante país andino), quien me llevó al hotel ---en el elegante barrio de Las Condes--- donde estuve alojado ese día.

 

Una vez hecho el registro en ese hotel fui a recorrer los lugares, turísticamente hablando, más importantes del centro histórico de Santiago: el Palacio de la Moneda ---sede del poder presidencial---, la Alameda del Libertador Bernardo O’Higgins, la Plaza de la Constitución, la Plaza de la Ciudadanía, la Casa Colorada y el Cerro San Cristóbal, al cual se puede ascender hasta la parte superior en un funicular, y también en teleférico. Desde este sitio se contempla una hermosa panorámica de la capital chilena.

 

Viña Emiliana

 

Al día siguiente, temprano por la mañana, pasó por nosotros (el enófilo colombiano José Rafael Arango fue el otro invitado, junto conmigo, para realizar este recorrido por algunas de las más emblemáticas viñas de Chile) la señora Susana González, funcionaria de dicha compañía Brand About, promotora de los vinos de Chile, en cuya muy grata compañía efectuamos este viaje enológico. 

 

(Antes de dar inicio al pormenorizado comentario de este recorrido vitivinícola mencionaré que la palabra Viña, en Chile, denomina la empresa productora de uvas y de vino, quizá lo que en España significa, tratándose de la elaboración de vinos, el término Bodega. Tengo conocimiento que en Chile existe más de doscientas Viñas, donde es elaborado vino de alta calidad)

 

La  primera bodega vitivinícola que visitamos fue Viña Emiliana, sita en la Finca Los Robles, en el Valle de Colchagua, cuya producción es únicamente de vinos de la categoría biodinámicos, elaborados con las uvas procedentes de  viñedos, cuya extensión asciende a 1256 hectáreas,   certificados por organismos de Suiza y Alemania. Esta Viña Emiliana es la primera en su tipo en Chile, en recibir la certificación ISO 14001 merced al manejo amigable y sustentable de sus viñedos, ubicados en diferentes valles: Casablanca, San Antonio, Maipo, Colchagua, Bio Bio y Rapel. La producción anual de vino de esta empresa es superior a los doce millones de litros.

 

Después de haber recorrido una parte de los viñedos ubicados en torno a este paraje denominado Los Robles, algunos de ellos en inclinadas laderas, en zonas boscosas de gran hermosura escénica, degustamos ---en un mirador ubicado en la parte alta de un viñedo, desde el cual se aprecia el encantador entorno de esta Viña Emiliana--- el vino Chardonnay de la línea Novas, cosecha 2016, que nos pareció en verdad delicioso.

 

Al retornar a la bodega procedimos a catar, en compañía de Noelia Orts, enóloga de la planta, y de Thomas Samsing, gerente de exportación, diez vinos de las diferentes categorías de esta Viña Emiliana; Adobe, Signos de Origen, Novas, Coyam y Gé. Estos dos últimos vinos, considerados por esta bodega vitivinícola de la categoría Super Premium,  son las “Joyas de la Corona” de Viña Emiliana.

 

Al concluir la cata evaluativa nos ofrecieron un delicioso almuerzo en un bello paraje arbolado, engalanado por un cantarino arroyo. Saboreamos esos guisos acompañándolos con vinos de gran clase de esta Viña Emiliana.

 

Viña Luis Felipe Edwards

 

Al salir de  Viña Emiliana fuimos a la Viña Luis Felipe Edwards, cuya  fundación se remonta al año 1976. En el Valle de Colchagua  --en el paraje denominado San José de Puquillay— Luis Felipe Edwards inició sus actividades con vitivinicultor. En el portal Wikipedia leo que esta viña “ es la tercera exportadora de vino más grande de Chile, presente en más de 90 países, se caracteriza por ser la mayor empresa vitivinícola 100% de propiedad y administración familiar en Chile, y sus viñedos ---que cubren una superficie mayor a las 1.850 hectáreas---se ubican en los valles de Colchagua, Leyda y  Maule”.

 

En una hermosa casona, sita en lo alto de una colina, a una altitud de  900 metros, tuvo lugar la cata de los vinos elaborados por Viña Luis Felipe Edwards, la cual fue conducida por Diego Guzmán, el enólogo de esta importante bodega vitivinícola chilena. En esta evaluación  enológica estuvieron presentes Amy Robbins, gerente de  mercadotecnia, e Ignacio Edwards, director de ventas para América. Degustamos quince vinos, de las diferentes categorías; Marea, 360° Gran Reserva y Prestige. Ésta última integrada por los vinos Premium de esta empresa. Saboreamos los siguientes vinos: LFE 900, un tinto cuyas uvas provienen de parras de más de cien años, resultado de un coupage de 77% Syrah, 9% Monastrell, 9%  Cabernet Sauvignon, 4% Tempranillo y 1% Grenache. Luego el vino Cien Carignan, y el LFE 900 Malbec (resultado de una coupage de 95% Malbec y 5% Cabernet Sauvignon), reposado quince meses en barrica de roble francés.

Y finalmente el vino emblemático de esta Viña: Doña Bernarda 2013 (el cual lleva el nombre de la esposa del fundador de la Viña), una mezcla de 40% Cabernet Sauvignon, 26% Syrah, 22% Carmenere y 7% Petit Verdot. Este vino no es elaborado año tras año, sino que  únicamente cuando el enólogo juzga que la calidad de las uvas es excepcional se procede a su hechura. Es envejecido durante quince meses en barrica nueva de roble francés, y para dar  una idea de su finura este vino tiene un precio en Chile de 75 dólares cada botella.  “El vino Doña Bernarda ha obtenido numerosos premios internacionales, como también positivas reseñas por los líderes de opinión de la industria del vino en todo el mundo. Uno de sus premios más prestigiosos hasta la fecha es el haber sido nombrado como “Best Chilean Cabernet Sauvignon”, conferido por The International Wine Challenge In London

Al caer la tarde dejamos el salón de cata de Viña Luis Felipe Edwards --desde el cual contemplábamos un hermoso panorama en lontananza--- y nos dirigimos a la ciudad de Santa Cruz, sita en el Valle de Colchagua, a unos doscientos kilómetros del aeropuerto de la capital chilena. En esta urbe nos instalamos en Casa Pando Boutique, donde disfrutamos de una deliciosa cena preparada por Mariela Valenzuela Pando, y José María, su esposo, gentiles  propietarios de este agradable hotel.  

Viña Montes

A la mañana siguiente, después de saborear un apetitoso desayuno, salimos hacia la zona de Apalta, dentro del Valle de Colchagua, donde están ubicados los viñedos y la bodega de Viña Montes, fundada en el año 1987. En ese lugar las condiciones climáticas y el “terroir” se combinan para constituir un sitio en extremo propicio para el cultivo de la vid. Allí nacen los vinos de las marca Montes, en sus diferentes categorías, gemas enológicas creadas, a partir del año 1987,  por el enólogo Aurelio Montes, fundador con Douglas Murray y otras dos personas, de esta afamada viña chilena.

Allí nos esperaba Dennis Murray (hijo de Douglas Murray), gerente de exportación de la empresa. Primeramente recorrimos una parte de los extensos viñedos de Viña Montes, en la grata compañía del enólogo Rodrigo Barria  (quien tiene a su cuidado los viñedos de Apalta, Marchigüe y Zapallar). Yo había estado,  allí en Apalta,  en una visita previa en el año 2003, y pude advertir que  la superficie de estos sembradíos se ha incrementado notablemente. Cabe agregar lo que encontré en la página oficial de Viña Montes, que esta bodega “fue pionera en apostar por el Valle de Apalta, y por plantar viñedos en laderas de montaña, siendo también la primera en plantar la cepa Syrah, en el Valle de Colchagua”. De acuerdo a esa información, los viñedos están ubicados en escarpadas laderas de hasta 45 grados de inclinación, y por el hecho de estar orientados al Sur reciben los benéficos  efectos de su exposición al sol.

 

Al regresar a la bodega recorrimos las instalaciones de tan prestigiada empresa vitivinícola, deleitándome, especialmente, con la sala de barricas, donde son añejados estos vinos, de excepcional finura. A continuación, con Dennis Murray,  hicimos una cata de de once vinos de la marca Montes elaborados con las cepas siguientes: Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir, Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Carmenere Cinsault y Viognier, en sus diferentes categorías: Montes Outer Limits, Montes Querub, Montes  Alpha M, Montes Folly y Montes Purple Angel. Estos tres últimos constituyen la más depurada muestra de la extraordinaria calidad de tan deliciosos vinos.  

 

Al concluir esta degustación Dennis Murray fue el anfitrión de una deliciosa comida, acompañada con los vinos Montes Folly y Montes Purple  Angel,  en el restaurante “Fuegos de Apalta”, del chef argentino Francis Mallmann. Este hermoso salón comedor se halla en el centro de los viñedos, fronteros a la bodega principal. Y lleva ese nombre por los varios hornos de piedra (de tres metros de altura), en los cuales son cocinadas diferentes tipos de carnes, de cordero patagónico, de pescados del extenso litoral chileno, de aves y verduras, que caracterizan la gastronomía de este renombrado chef argentino. Antes de retirarnos de tan hermoso lugar Dennis Murray me obsequió el libro Por el Sendero de los Ángeles, una obra de preciosa factura tipográfica, donde queda descrita la singular historia de tan icónica viña de Chile.  

 

Viña Casa Donoso

 

Al salir de Viña Montes nos dirigimos hacia la ciudad de Talca, en el corazón del Valle del Maule, ya que en la Viña Casa Donoso realizaríamos la siguiente cata, ese mismo día, por la tarde. En una preciosa finca campestre (la cual me recordó ---por su arquitectura y extensos jardines--- una señorial hacienda en el estado de Jalisco, o bien de Michoacán, en México) está ubicada la Viña Casa Donoso, fundada en 1989.

 

Antes de realizar la cata de los vinos de Viña Casa Donoso nos  instalaron en tres  habitaciones de este hermoso sitio campestre, exitosamente dedicado al enoturismo. La habitación en la cual fui alojado me recordó la casa de mi abuela materna, en mi natal  La Piedad, en el Estado de Michoacán, en México, por su amplitud, elevado techo y elegante decoración.

 

Más tarde, fuimos recibidos por Felipe Cruz, el enólogo de esta bodega, quien condujo la degustación de diez de los principales vinos,  de las líneas Geiser Tatio, Chungará, Sucesor Red, Sucesor Blue y 1810, este último un vino Premium de Viña Casa Donoso. Se trata de vinos que guardan las características de los vinos bordaleses, en sus coupages clásicos, elaborados con gran cuidado y envejecidos en barricas de roble francés y en contenedores ovoides de hormigón, cuya capacidad es de mil litros.  

 

Me parece conveniente señalar que estos depósitos biodinámicos ---de creciente demanda en infinidad de  bodegas vitivinícolas en el mundo--- fueron desarrollados por el vitivinicultor francés Michel Chapoutier, en el año 2001, en la población de Tain-l’Hermitage, en el Valle de Ródano, en Francia.

 

Al caer la tarde nos instalamos en la hermosa terraza principal de esta finca solariega, a disfrutar de un aperitivo y aguardar que fuese servida la suculenta cena, en el comedor principal.

 

Viña Via Wines

 

Al día siguiente, después de saborear un exquisito desayuno, salimos hacia el Valle del Maule (que cuenta con la mayor superficie sembrada de vides en  Chile, una cifra superior al 43% del total de los viñedos de este país andino). En la comuna de San Rafael ---en el paraje denominado Quincho del Maule--- está ubicada la bodega Viña Via Wines, razón social de una empresa vitivinícola fundada en el año  1998. Allí nos aguardaba la plana mayor de esta pujante empresa vitivinícola, cuyos viñedos cubren una superficie de más de mil hectáreas plantadas. La sala de degustación se localiza en medio de un hermoso lago rodeado de viñedos. A través de los grandes ventanales podíamos contemplar el hermoso panorama que rodea este salón de cata. En compañía de Adriana Coderch, Directora General; Lidia Cortez, Directora de Ventas para las Américas; Javier Movillo, Gerente de Mercadotecnia; de Cristian Correa, Asistente de Exportaciones, y del enólogo Carlos Gatica, tuvo lugar esta evaluación sensorial de veintisiete vinos, de las diferentes líneas: Selección Especial, Reserva, Oveja Negra, Icono y Single Vineyard.    

 

Fue una degustación muy prolongada, en extremo interesante, pues nos permitió apreciar la finura y delicioso sabor de todos estos vinos, en una multiplicidad de coupages perfectamente ensamblados.  

 

Allí mismo, en ese espacio que nos permitía admirar el entorno lacustre en el cual nos encontrábamos, fue servido una delicioso almuerzo, consistente en rollo de salmón  y aderezo César. Roast Beef acompañado de papas al  Merquén y miel, y  Creme Brulée con shot de Morillas. Por supuesto que  el maridaje fue con varios de estos deliciosos vinos de Viña Via Wines.

 

Viña Vik

Esa tarde nos dirigimos al paraje denominado Millahue, en el Valle de Cachapoal, a unos 200 kilómetros de Santiago. El vocablo Millahue significa, en lengua mapuche, “lugar de oro”. Aquí, en el año 2004, el empresario noruego Alexander Vik adquirió una extensa propiedad de 4.325 hectáreas (en un sitio de extraordinaria belleza escénica, pues se extiende en 360 grados sobre viñedos, lago, bosques, valles, colinas y montañas), asesorado para ello por un conjunto de especialistas en diversas materias conectadas con la elaboración de vinos. La bodega, la más espectacular, y funcional, que yo haya contemplado en algún país del mundo, fue diseñada por el arquitecto chileno, de fama mundial, Smiljan Radic, y es de señalada belleza, perfectamente integrada con el entorno.

Para hacer de Viña Vik algo en verdad extraordinario en la industria vitivinicultura de Chile,  su propietario, Alexander Vik, encargó al arquitecto canadiense Frank Owen Gehry (el creador del precioso hotel “Marqués de Riscal”, en la localidad de ElCiego, en la Rioja Alavesa, España) el diseño y la realización del Hotel Vik, en lo alto de una colina, sobre un lago de montaña. Este hotel, de incomparable arquitectura, semeja una nave espacial, pues está hecha la parte superior de las instalaciones en Titanio de color bronce, lo que le confiere un aspecto de irreal hermosura arquitectónica. Cuenta con 22 suites, totalmente diferentes, una de las otras, en su lujosa ornamentación,    

Acompañados de Hugo Salvestrini, Gerente de Ventas de Viña Vik, recorrimos una parte de los viñedos, ubicados en planicies y laderas en torno a la planta principal. Luego fuimos a la Sala de Cata, recinto que me sorprendió por su aurífera ornamentación (haciendo alusión al término Millahue: “lugar de oro”). Aquí degustamos diez vinos, de diferentes añadas, de las tres líneas principales de esta marca: Milla Cala cosecha 2012, La Piu Belle cosecha 2011 y Vik cosecha 2012. Para orientar al lector acerca de la calidad de estos vinos mencionaré que en Chile estos tres vinos, respectivamente, tienen los siguientes precios: 40, 80 y 150 dólares.

Al concluir la cata visitamos algunas de las suites del Hotel Vik y degustamos café y bocadillos, antes de dejar este incomparable recinto, de extraordinaria hermosura escénica Luego nos dirigimos hacia la población de Pirque  ---a unos 25 kilómetros de la capital chilena---  donde disfrutaríamos de una exquisita cena,  y nos instalaríamos en el elegante hotel “Las Majadas de Pirque”, donde habríamos de pernoctar dos noches.   

Viña Cousiño Macul

Después de saborear un suculento desayuno visitamos, dentro de los extensos jardines que rodean a este precioso hotel “Las Majadas de Pirque” (la palabra majada  significa, en Chile, el lugar en el cual el ganado y los pastores se recogen al caer la noche), el edificio llamado “El Palacio”,  frontero al hotel y dentro de un amplísimo espacio arbolado, de muy bien cuidados jardines, de ocho hectáreas de extensión. Fue edificado en el año 1907 por el arquitecto chileno Alberto Cruz Mont, en un bello estilo francés renacentista. Hoy  en día es utilizado como lugar de conferencias y diversas reuniones sociales.

A media mañana fuimos a la visita programada a la Viña Cousiño Macul, fundada en el año  1869  ---si bien la historia de la Viña señala que  sus orígenes se remontan al año 1856--- por Luis Cousiño, en el Valle del Maipo, en la zona llamada Macul. Considero pertinente  mencionar que existen referencias históricas que permiten conocer que en el año 1564 el rey de España, Felipe II, concedió, al conquistador Juan Jofré,  una hacienda en el Valle de Macul, lo que podría ser el antecedente más remoto de esta bodega vitivinícola. En la información oficial de esta empresa  leo que  “La Viña Cousiño Macul es la única de las viñas chilenas fundadas en el siglo XIX, siendo una de las viñas tradicionales ubicadas en el Valle del Maipo. Cousiño  es el apellido de la familia propietaria,  y la Viña continúa, tras  seis generaciones en manos de la familia fundadora.  Por su parte, Macul significa en una lengua aborigen “mano derecha”.

Aquí nos esperaban Gabriel Mustakis, el enólogo, y Waldo Valdés, gerente de exportaciones. En su compañía efectuamos un detenido recorrido por los viñedos más cercanos a la bodega, donde contemplamos numerosas viñas de más de ochenta años de edad. A continuación fuimos a visitar  las centenarias instalaciones, las cuales dan la impresión de ser un añoso y aleccionador museo del vino chileno. En seguida, pasamos a un salón privado a efectuar una interesante cata de seis vinos: Antiguas Reservas Chardonnay cosecha 2014;  Isadora Rosé cosecha 2016; Antiguas Reservas Merlot cosecha 2014;  Antiguas Reservas Cabernet Sauvignon cosecha 2014, Y a continuación dos vinos Premium: Finis Terrae cosecha 2014  y  el icono de la Viña Cousiño Macul: Lota cosecha 2010. Este último, un coupage de 77% de Cabernet Sauvignon y 23% de Merlot,  fue elaborado para conmemorar los ciento cincuenta años de la bodega.

Al concluir esta degustación  disfrutamos de una deliciosa comida, a base de pescados y mariscos propios de la gastronomía de Chile, que nuestros anfitriones nos brindaron en un agradable restaurante de la capital chilena, cuya especialidad son los platillos elaborados a base de los productos del mar. Ese día comí un exquisito congrio y atún sellado, de exquisito sabor.    

Viña Valdivieso

Al día siguiente fuimos recibidos en Viña Valdivieso, importante empresa vitivinícola de Chile, la cual fue fundada en el año 1879, por Alberto Valdivieso Araos, en el Valle de Curicó. En la grata compañía de Brett Jackson ( neozelandés, enólogo jefe de la empresa) y de Cristian Urra, enólogo, llevamos a cabo el recorrido por las espaciosas instalaciones de esta bodega, de la cual nos comentaron que desde el momento de su fundación, y hasta el año 1980, únicamente elaboraba vinos espumosos. Fue de hecho, nos dijeron, “ la primera casa productora en Chile,  y en América Latina,  en la producción de este tipo de vinos”. Y agregaron: “Casi uno de cada tres espumantes chilenos que se exportan hoy en día son de esta bodega, y también 60% de los que se consumen en el mercado doméstico. Hoy, cien años después, Valdivieso sigue siendo el líder en la categoría”.  

La visita a las instalaciones de Viña Valdivieso nos permitió conocer el cuidadoso procedimiento de elaboración de los vinos espumosos, tanto con el Método Tradicional (Champenoise) como con el procedimiento  denominado Charmat.

Nos explicó el enólogo principal  de esta bodega, Brett Jackson, que desde la década de los años 90 del siglo pasado él se incorporó a la Viña Valdivieso, y dio comienzo la elaboración de vinos tintos, siendo el vino “Caballo Loco el singular icono de la bodega. “Se trata de un blend de cepas tintas que recoge lo mejor de la viña. Se elabora con 50% de la mejor producción del año, mezclada con 50% de los mejores del año anterior. El clásico “Caballo Loco” no declara añada ni cepas. Es, realmente, uno de los íconos imprescindibles de Chile”. Cabe agregar que la primera edición de “Cabalo Loco” fue la del año 1994, y que actualmente la número dieciséis es la que se encuentra en el mercado.

La degustación de los vinos de Viña Valdivieso incluyó trece vinos, siete de los cuales fueron de la línea Caballo Loco”, de diferentes añadas, lo que nos permitió apreciar los sutiles y deliciosos cambios organolépticos que experimenta el vino al paso de los años. Se trató de una gratísima degustación, de vinos de extraordinaria calidad.

Esta cata sensorial fue seguida de una espléndida comida, en el elegante restaurante “Barrica 94”, ubicado en el área denominada Bellavista, en el corazón de la capital chilena. Saboreamos deliciosos platillos acompañados con los siguientes vinos: Valdivieso Sauvignon Blanc, cosecha 2017, Caballo Loco Grand Cru Maipo 2013 (el cual en la degustación analítica previa había sido muy ponderado por los catadores) ,  y Caballo  Loco número 17.

Viña Pérez Cruz

El recorrido enológico por estas viñas de Chile concluyó con la visita a la Viña Pérez Cruz, ubicada en el paraje denominado Liguai de Huelquén Paine, en el Valle de Maipo. Su creador fue el empresario Andrés Pérez Cruz, quien encargó al arquitecto chileno José Enrique  Cruz  Ovalle (autor del pabellón de Chile en la Expo Sevilla 1992),  la edificación de esa bodega hecha de madera curvada, que semeja dos barricas. Tiene una capacidad de producción de dos millones de litros. Y  hay una sala subterránea con capacidad de almacenamiento de cinco mil barricas.  

Acompañados por el enólogo Germán Lyon  recorrimos una buena parte de los viñedos de la Viña  Pérez Cruz, ubicados en hermosas laderas sembradas de vides. Y luego fuimos a la sala de cata, donde degustamos  siete vinos tintos (la bodega está consagrada a la elaboración de vinos rojos, a base, principalmente, de coupages propios del área de Burdeos) de las líneas denominadas Quelen, Liguai, Pircas de Liguai, Chaski, Limited Edition, y Reserva. De estos vinos degustados  --todos ellos de magnífica calidad y finura--  me parecieron sobresalientes el de la marca Liguai, cosecha 2013, resultado de un coupage de 40% Syrah, 30% Cabernet Sauvignon y 30% Carmenere,, y el Quelen cosecha 2012, fruto del coupage de 40% Petit Verdot, 30% Carmenere y 30% Cot  (nombre de la cepa Malbec). A mi parecer, estos dos vinos son excelente muestra de la notoria finura de los vinos de la Viña Pérez Cruz.

Para concluir con lo referente a esta empresa vitivinícola diré que sus vinos son exportados hoy en día a catorce países en todo el mundo, principalmente a Estados Unidos de América, Canadá, Reino Unido e Irlanda.  

A manera de colofón transcribiré dos hermosos pensamientos, el primero creado por el filósofo griego Epicuro de Samos ((341 a.C --- 270 a.C): “El placer gastronómico es el principio y el fin de una vida feliz.”. El segundo, fruto del ingenio del escritor estado unidense  Ernest Hemingway (1899—1961):  “Lo único que lamento en la vida es no haber bebído más vino”.



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