Inés Ortega: “el Mejor Consejo de mi Madre Es Que No Tuviese Miedo a Equivocarme”

Cuando su madre publicó su libro 1.080 recetas de cocina’(1972), no imaginaba que se convertiría en el libro más vendido en España después de El Quijote y La Biblia ni que, como dice el ya casi tópico, enseñaría a cocinar a varias generaciones de españoles.

Más de 40 años después, Inés Ortega Klein, publica Más allá de 1.080 recetas, un guiño al recetario de Simone Ortega en el que ofrece 116 platos nuevos con información nutricional, apuntes históricos y consejos de elaboración. La suma perfecta de dos pasiones encontradas: la materna por la cocina y la paterna por la edición -su padre, José Ortega Spottorno, es fundador de PRISA y de Alianza Editorial-.

Cómo aprendió usted a cocinar? Supongo que el gusanillo se lo contagió su madre.
Sí, aprendí viendo a mi madre, aunque a ella no le gustaba nada enseñar. Y luego ya, cuando me independicé, mejoré.

¿Cuál fue el mejor consejo que le dio su madre para la cocina?
Que no tuviese miedo a equivocarme. Es un consejo que me sirvió tanto para la cocina como para la vida, que si algo te sale mal puedes intentarlo otra vez y que de los errores también se aprende, cosa que le agradezco mucho porque yo tenía mucho miedo a equivocarme entonces.

Ha dicho muchas veces que cuando decidió publicar su primer libro tenía miedo porque su madre había puesto el listón muy alto con sus ‘1.080 recetas’, ¿sigue comparándose con ella en lo profesional?
Ya no tanto, he publicado más de 40 libros y han tenido éxito. Además, cuando ella aún vivía se lo enseñaba antes de llevarlo a la imprenta y le gustaba. También me mandaba que me encargara yo de la actualización de las ediciones del ‘1.080 recetas’, así que ya no siento esa presión.

¿A qué cree que se debe el éxito de ese libro, que nunca ha sido igualado por otro recetario?
Es un libro fácil, con recetas muy sencillas, con ingredientes que puedes encontrar en cualquier sitio y que está comprobado que siempre funciona. Cuando mi madre estaba preparando el libro hacía la receta para comprobar que salía bien; si fallaba la repetía, pero si no salía perfecta la tercera vez no la incluía.

Hace unos meses salió una aplicación para móviles y tablets del recetario de su madre, ¿qué le parece el cambio a la versión digital?
Funciona bien, es una aplicación práctica. Pero claro, tiene su público: está pensada para la gente más joven.

¿Es usted tan golosa como se confesaba ella?
Mi madre es que era una apasionada del chocolate, todos los días comía dos chocolates. Incluso ya al final, cuando era mayor y el médico se los prohibía, ella le contestaba: “Mire, doctor, a los franceses no nos sienta mal el chocolate”. De hecho, le hicieron un homenaje precioso y le regalaron una foto suya con nosotros elaborada en chocolate... A los pocos días se lo había comido. Le dijimos que era un recuerdo y dijo que no, que se lo habían hecho para comerlo.

Ella dijo, o por lo menos eso he leído, "En la vida siempre he necesitado de amistad, amor y chocolate", ¿usted que necesita en la vida?
Sí, ella decía eso. Y no es mala receta: amistad, amor y chocolate… Yo diría que en la vida necesito amistad, amor y comida saludable.

Continuará… (En unos días os ofrecemos la segunda parte de la entrevista).